La política del avestruz de Christian Horner: ¿Cuándo caerá la breva?
- Ludo van Denderen
Christian Horner no es digno de envidia en estos momentos. Mientras sigue inmerso en una investigación por presunto comportamiento inapropiado -el acusador fue escuchado de nuevo recientemente-, el británico tiene que dirigir un equipo en el que las cosas siguen sin resolverse. Ahora está claro que Adrian Newey dejará Red Bull Racing después del primer trimestre de 2025. Pero el catalizador de todos estos problemas - Horner - insiste en que todo el jaleo no es por su culpa.
El mismo hombre que pasó 18 años al lado de Horner ayudando a construir el equipo hasta convertirlo en lo que es hoy, ha tenido suficiente. Según Horner, la decisión de Newey de marcharse se debe a su deseo de ir más despacio y se venía gestando desde hace tiempo. El propio Newey dijo lo contrario a Sky Sports. Sí, llevaba tiempo dándole vueltas a la idea de dejar Red Bull.
Newey no quiere tener nada que ver con los líos internos
Pero, y esto es un añadido muy relevante "Tal y como se han desarrollado los acontecimientos este año, pensé: estoy en una posición muy afortunada en la que no necesito trabajar para vivir". Así que, aunque Horner lo niega rotundamente, Newey dice aquí muy claramente que el asunto del jefe de equipo, el intento de deshacerse de Helmut Marko y el hecho de que Max Verstappen dudara abiertamente de un futuro a largo plazo en Red Bull contribuyeron al adiós.
Además Newey tiene una cuenta bancaria bien llena, así que -como él mismo señala- no tiene que trabajar por dinero. Newey hace el trabajo que hace porque disfruta de él. Y si ese disfrute siguiera siendo tan grande como lo era, digamos, hace unos cuatro años, ¿habría dejado realmente este hombre -conocido como un adicto al trabajo- el equipo que domina actualmente la Fórmula 1?
Horner con la cabeza en la arena
A principios de esta semana, Max Verstappen se mantuvo hermético sobre su propio futuro, aunque Horner sigue reiterando que el holandés "sólo" está cumpliendo su contrato. Se podría decir que es la política del avestruz: Horner sigue escondiendo la cabeza bajo el ala, fingiendo que no pasa nada y que la despedida de Newey se veía venir desde hacía tiempo. Pero, ¿es realmente esta forma de gestión la adecuada para mantener a Red Bull en lo más alto, o debería Horner mirarse al espejo un poco más a menudo?