Ferrari necesita urgentemente a Hamilton, Leclerc no tiene madera de líder
- Norberto Mujica
Antes de que la temporada actual iniciara se dió a conocer la impactante noticia, Ferrari no renovaría a Carlos Sainz. En vez, ficharon al siete veces Campeón del Mundo, Lewis Hamilton para el 2025, y esto no debería de extrañar a nadie. Charles Leclerc es un piloto de casa, y no iban a enseñarle la puerta sin más. Sin embargo, la elección de incorporar a Hamilton dice mucho de cómo Ferrari ha reimaginado el rol del monegasco en la escudería.
Por qué Ferrari fichó a Hamilton
Tras toda la pompa y la fanfarria que acompañó el debut del monegasco en los colores rojos, la verdad es que en su tiempo en Ferrari, Leclerc ha dejado mucho que desear. Es natural que Ferrari vea su proyecto con el piloto del auto número 16 con ojos muy diferentes ahora. Después de todo, cuando no tiene el auto debajo de sí, fustiga en lugar de arengar, y cuando sí tiene el auto, comete errores. A estas alturas es imposible no pensar que quizá el nombre de ‘Il Predestinato’ se le haya dado muy pronto y que este le quede muy grande. En realidad una comparación con Jean Alesi -un piloto que mostró destellos, de brillantez, sí, pero efímeros al fin y al cabo- sería más apropiada.
Mientras que Hamilton, siete veces campeón del mundo, a sus casi cuarenta años sigue exhibiendo, no sólo su talento, sino también su inteligencia a la hora de correr, con grandes conducciones como hizo en el último fin de semana en Barcelona donde venció a su compañero, George Russell, de forma convincente a lo largo del fin de semana, incluso cuando su relación con el equipo Mercedes parece estar en las rocas actualmente. Justamente, el fin de semana pasado, Leclerc mostró un lado que poco habíamos visto en él, pero que comprueba un doloroso hecho.
Leclerc no tiene madera de líder
En la FP1 del Gran Premio de España el monegasco tomó la radio para referirse a la SF-24 como “horrenda”, -Ferrari despidió a un piloto histórico como Prost por referirse al bólido italiano de 1991 como un camión-, nuevamente pecando de indulgente. Porque eso no es retroalimentación. No hay manera de que un ingeniero convierta eso a data que el equipo pueda luego usar para mejorar el comportamiento del coche. ¿Qué es horrendo? ¿El pilotaje por los bordillos, los cambios ascendentes o descendentes? ¿El subviraje?
Pero, fue en la FP3 cuando sucedió algo que seguramente habrá levantado varias cejas en Maranello: Leclerc fue bloqueado por Lando Norris, y en ese momento el monegasco decidió tomar represalias golpeando el auto McLaren número 4 intencionalmente, desestimando esto luego como un error de comunicación, cuando la realidad, claramente, era otra.
Al día siguiente, en la carrera, Leclerc tuvo un contacto con Sainz después de que sintiera que el madrileño había violado un acuerdo hecho previo a la carrera. En lugar de ceder una posición que ya estaba perdida, el número 16 decidió llevar la maniobra hasta las últimas consecuencias, abriendo la puerta a un potencial segundo doble DNF consecutivo para el equipo italiano. El monegasco parece tener el temperamento de Gilles Villeneuve, sin las capacidades conductivas superlativas de la leyenda canadiense de Ferrari.
Hamilton sabe liderar a un equipo y sabe cómo ganar títulos
Hamilton es un piloto controversial en sus declaraciones fuera de la pista, siendo el piloto más activo política y socialmente de toda la parrilla. Pero, desde Brackley hasta el habitáculo, el piloto con el dorsal 44 siempre se ha caracterizado por su ética de trabajo y profesionalismo. Claro que tiene momentos en los que reprocha a su equipo la estrategia, la elección de neumáticos, y demás, pero nunca con ánimos de fustigar, a diferencia de Leclerc.
Ser el piloto líder de un equipo como Ferrari o Mercedes implica sentir la emoción de lo que podría ser percibido como injusticias naturales del deporte -después de todo el factor humano siempre estará inextricablemente ligado al error-, sin permitir, en medida de lo posible que estas jueguen un rol negativo en el resultado, ni en la moral propia del piloto ni la del equipo.
Véase Abu Dhabi 2021, y todo el recorrido arduo que Mercedes ha transitado desde entonces, y la respuesta de Hamilton ante semejantes tribulaciones. ¿Por qué Max Verstappen pide un buen ambiente de trabajo en medio del caos que se vive en el seno de Red Bull Racing? Porque el holandés sabe que cuando hay discordia y las relaciones se dañan, la comunicación se rompe, y ahí es cuando aparecen la inconsistencia y los errores que resultan críticos cuando hay títulos en juego. La moral y la cohesión de una escudería es vital para su éxito.
¿Es Leclerc un mal piloto? En absoluto. La velocidad está ahí, pero, obviamente carece de la mentalidad necesaria para ser el tipo de piloto que él sabe o intuye que podría llegar a ser. Quizá Ferrari ve las fallas de Leclerc, pero también el potencial, y por eso han decidido dejar ir a Sainz, un rival directo de edad similar a la del monegasco, y traer a Hamilton, el epítome de la experiencia en la F1 actualmente, no sólo a la hora de conducir el auto, sino de gestionar las relaciones con su equipo, con los medios y con las autoridades que gobiernan el deporte.
Como irá la relación entre ambos pilotos, es imposible saberlo: ¿Hamilton el mentor?; ¿Leclerc el pupilo?; ¿Rivalidad encarnizada?; ¿Todas las anteriores? Lanza una moneda y espera lo mejor. Dependerá de como Ferrari gestione las relaciones y cuál sea su enfoque para extraer el potencial de la mejor alineación de pilotos de toda la parrilla, al menos en papel, y en parte también será responsabilidad del mismo Leclerc ver el oro en polvo que su próximo compañero de equipo podría proveer para su futuro. Ganar el Campeonato del Mundo bien podría depender de ello.