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Por qué la lista de sanciones de la FIA parece inviable en la práctica
- Norberto Mujica
Con una nueva "lista de precios" de sanciones tras la mala conducta verbal de los pilotos (de F1), Mohammed Ben Sulayem ha dejado claro que realmente está haciendo todo lo posible para garantizar que los pilotos se ajusten a la FIA. Si a la federación automovilística no le gusta nada, se impondrán sanciones muy severas. ¿Un gran problema? ¿Cómo se decide cuándo imponer una sanción y cuándo no? Todo esto parece una garantía de lío.
Cuando Max Verstappen utilizó la palabra "jodido" durante una rueda de prensa, la FIA fue implacable. A través de los comisarios de guardia, el holandés recibió un servicio comunitario que, justo es decirlo, no equivalía a mucho. Verstappen tuvo que asistir a un proyecto local de automovilismo en Ruanda, charlar con la gente de allí y nada más que eso.
Verstappen no lo tendrá fácil otra vez
Si Verstappen vuelve a "equivocarse" en 2025, no se librará tan fácilmente. Una primera infracción conlleva una multa de 40.000 euros (los pilotos de F1 reciben 4 veces la sanción mínima para los pilotos de la mayoría de las demás categorías, es decir, 4 veces 10.000 euros). Con cada infracción posterior, esa cantidad aumenta aún más y, finalmente, se impone incluso una suspensión.
Dejando que uno se pregunte si éste es realmente el asunto principal en el que Ben Sulayem y la FIA deberían poner su energía -¿quizás una idea para ver cómo se calman las cosas internamente? - resulta muy arbitrario juzgar lo que puede pasar y lo que no.
Un ejemplo: Si George Russell, como presidente del sindicato de pilotos GPDA, dice que quiere saber en qué gasta la FIA las multas recaudadas, ¿es eso un delito? ¿Porque tal vez esto se tome como una forma de decir que la FIA es corrupta, que desvía dinero para su propio beneficio?
¿O qué pasa si Lewis Hamilton se arrodilla mientras suena el himno nacional? ¿Es una acción política y, por tanto, sancionable según el reglamento? ¿O es una forma de libertad de expresión? Recuerda también que lo que es perfectamente aceptable en un país no lo es en otro. Por ejemplo, la palabra "follar", que en Holanda no sorprende a nadie. En cambio, en el Reino Unido, cuando la gente oye esta palabrita, se escandaliza.
Parece que la FIA está haciendo muñecos parlantes de los pilotos
Existe la posibilidad de que la FIA y Ben Sulayem estén intentando amordazar a los conductores de antemano, convirtiéndolos en muñecos parlantes que bailan totalmente al son de los deseos de la federación. En la China comunista, esto puede ser normal, pero en las sociedades democráticas, las críticas deberían estar permitidas.
Ahí es precisamente donde reside el mayor temor. La mala conducta verbal se equipara rápidamente a la crítica, y entonces estas nuevas normas de la FIA van a dar lugar, sin duda, a momentos muy incómodos.
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